FRAGMENTOS FILOSÓFICOS. FRAGMENTO 37:
VIDA DESPUÉS DE LA
MUERTE.
Por José Pablo Noriega de Lomas
El hombre, como toda la vida, experimenta el
temor a la muerte. Éste se manifestó muchas veces con una representación
terrible de la vida posterior. Tal es, por ejemplo, la creencia griega en el
Hades, donde los muertos llevaban una existencia umbrátil y de olvido. Tal es
también el caso de la representación del infierno como lugar horrible donde se
expían las culpas por los pecados.
El miedo a la muerte es irrefrenable y
universal, por lo que los seres humanos intentan una respuesta ante el hecho cierto
de la extinción de la vida. La sociedad occidental contemporánea se ha
enfrentado a ello de una forma históricamente nueva, pues el ateísmo han
inaugurado la increencia escatológica. Pero la solución no es la natural por lo
que ha de tener consecuencias antropológicas negativas.
Así que parece necesario pensar que la mejor
alternativa, la que está dirigida por nuestra ortología es la que diseña la
Revelación y la Razón de la Religión del Amor. Esta consiste esencialmente en
la afirmación de la existencia de un Dios Omnipotente y Santo, que nos ofrece
la vida inmortal del alma, la Resurrección y el Reino. Ello es la respuesta que
mejor se ajusta a nuestras necesidades, pues ofrece la felicidad. Es, entonces,
la solución de Salvación que en Occidente ha pergeñado el cristianismo,
mediante la Escatología intermedia (inmortalidad del alma) y la Escatología
final (resurrección y Reino de Dios), la que más se adecúa a nuestra
realidad.
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