miércoles, 16 de marzo de 2022

FRAGMENTOS FILOSÓFICOS, nº 153

 






FRAGMENTOS FILOSÓFICOS. FRAGMENTO 153:
 HUMANIDAD.


 Por José Pablo Noriega de Lomas

   Sabemos que hay dos voluntades en el ser humano: La voluntad de dominio (Nietzsche) y la voluntad moral (Kant). Conocemos por la experiencia histórica que las organizaciones ponen la voluntad de dominio al servicio de la voluntad moral, domeñando a los individuos para sus fines, que son morales (así, las iglesias, los partidos políticos...). 

   Pero el problema es que la voluntad de poder vuelve a entronizarse en los niveles más altos del mundo de las organizaciones, pues éstas creen que sus fines morales son los mejores o los más deseables. Entonces, hace su aparición la Guerra: interior, encubierta y de baja intensidad, dentro de las democracias; o bien, la abierta entre Estados en los que una política se ha impuesto.

   Como estas voluntades morales se manifiestan dogmáticamente (lo que lleva a la guerra), se hace necesaria otra voluntad ética, otra que se organice de modo distinto. Esto demanda la aparición de nuevos ideales (y, por ello, de nuevas virtudes). El ideal moral que surge es el de la inclusión de los hombres en una sola clase (Humanidad) que ha encontrado la unidad moral. (Así, la Carta a los Gálatas, del Apóstol Pablo).

   No obstante, ello en nuestro tiempo se realiza incoativamente. Por tanto, quiere significar que nos configuramos como una sola clase en cuanto Humanidad en diálogo (éticas dialógicas), que busca la unidad moral teniendo en cuenta la competencia moral de todos. Todo lo cual pide la creación de unas virtudes del diálogo que busca el asenso: La Gran Moral, que se sigue de los lemas de Libertad, Igualdad y Fraternidad; y que fueron alcanzados y tematizados en la larga elaboración del cristianismo en la Edad Antigua.

   Como consecuencia, puede afirmarse que la meta se conoce a nivel general, aunque falte la concreción que los ideales buscan con diversos acentos. Obviamente, esto último no puede llevar a la Guerra, pues se entiende la Humanidad como la clase a la que se deben subordinar las otras clases y las personas humanas.

   Queremos terminar aclarando que hemos incluido la Religión en la voluntad moral, pues en Occidente la Religión está subordinada en el tratamiento teórico y práctico a la Política. 


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