FRAGMENTOS FILOSÓFICOS. FRAGMENTO 151: DIFUSIÓN.
Por José Pablo Noriega de Lomas
Que las ideologías políticas y religiosas de
nuestra civilización no son verdaderas se ve porque hay disparidad de
opiniones en sus materias ; y, además, porque en otras civilizaciones los
postulados son otros, y generan unas ideologías diferentes.
Por consiguiente, cabe preguntarse de donde
proviene su implantación. En esto parece claro que, puesto que esencialmente no
son ciertas, aquella procede de la falsa argumentación que se genera de los
grupos institucionales intelectuales de poder.
Y de ahí, la difusión de las políticas que
defienden (sexuales, educativas, religiosas...). Esto no se hace con una gran
fuerza, porque argumentan, se apoyan en el prestigio de la ciencia, y usan los
grandes recursos económicos y humanos de que disponen. Y, en fin, también el
mensaje liminal o subliminal de todos los medios contribuye abundantemente.
Como consecuencia, la disidencia está ignorada
y orillada. Así, libertad de expresión la hay, pero la difusión de las
alternativas queda absorbida por el poder nacional e internacional. Por ello,
se comprende que la importancia de la autoría esté en función de la militancia
ideológica, y sea en muchísimas ocasiones apología, pues las organizaciones de
militantes poseen los medios de propaganda (televisiones, editoriales,
universidades...) Así, la libertad individual es sólo formal, pues la difusión
de las ideas está controlada.
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