FRAGMENTOS FILOSÓFICOS. FRAGMENTO 90: LA MARCHA DE LA RAZÓN.
Por José Pablo Noriega de Lomas
Como hemos visto recientemente, el fundamento
más consistente para el comienzo de la razón filosófica (y después, científica)
es el Absoluto, pues sólo en Él, en calidad de tal, se puede cumplir la
construcción filosófica y, en general, el desarrollo de la Razón.
Lógicamente, no debe extrañar que desde el
inicio de la Modernidad hayan fracasado los intentos ateos, pues verdadero
fundamento solamente puede ser Dios. Así se ha asistido, uno tras otro, a la
ruina de los conatos de fundar penúltimamente: Por ejemplo, a nivel
antropológico, porque Dios, en vez de ser alienante es plenificante (así, en el
discurrir de nuestra facultad intelectual y, en general, en todos los campos en
los que se desarrolla el ser del Hombre).
Por consiguiente, no hay lugar para el
apocamiento intelectual y moral del creyente, sino que lo que se levanta es la
confianza, en la medida en que lo racional es creer en el Señor. La razón está
del lado de la filosofía teísta y por ello la ciencia.
Cosa distinta, que no toca lo esencial, es que
la Razón creyente pueda venir acompañada de adherencias insustanciales no
razonables, extremo que, obviamente, no evita el hecho de que el verdadero
conocimiento está en la afirmación de Dios. Ello quiere decir que dichos
errores son plenamente corregibles, pues no están en el núcleo esencial del
discurso; pues lo plenamente edificante, según decimos, en lo central está en
la creencia, con las consecuencias que conlleva.
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