FRAGMENTOS FILOSÓFICOS.
FRAGMENTO 24: POST MODERNIDAD.
Por José Pablo Noriega de Lomas
En los tiempos actuales, que en Occidente
son los de la sociedad secularizada, plantear una revolución teológica que
lleve la cultura de nuevo a Dios significa defender un nuevo orden en la
configuración histórica de las Ideas, una nueva geometría de las mismas. Esta
nueva configuración debería tener su propia realización en el terreno de la
Política, del Arte y de la vida cotidiana. Así representaría la presencia del
Absoluto en la vida de una civilización renovada. Esta se expresaría como
superación del pensamiento moderno, con el peso secular que éste ha ido
imprimiendo en el decurso del tiempo, siguiendo las conclusiones de la
revolución moderna. Es decir, significaría la construcción de un nuevo discurso
en las esferas del pensamiento y el arte.
Lógicamente, este nuevo discurso ha de
tener a Dios como centro, y ha de permear las mentalidades. Ello implica una
vida nueva, con una nueva filosofía en los distintos campos de la cultura. Pero
no la destrucción de los valores occidentales, sino su transformación en una
nueva realidad con los valores del humanismo teológico, que llevan consigo un
goce mayor de la vida, pues ellos son muy superiores a los valores del ateísmo.
Quizá este sueño no está tan cerca como
deseamos, pero para ir tras él damos el paso de su formulación como ideal, como
telos, como fin deseable. Ya no es el ateísmo el que dirige el progreso,
sino la religión, por excelencia en su forma de iglesia.
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