jueves, 2 de diciembre de 2021

FRAGMENTOS FILOSÓFICOS, nº 124

 





FRAGMENTOS FILOSÓFICOS. FRAGMENTO 124:
 INMUTABILIDAD Y ETERNIDAD.

Por José Pablo Noriega de Lomas

   Escribe Modesto Berciano en su manual "Teología Natural" que el hombre tiene como una "potentia obedientalis", que de alguna manera le lleva a dar el salto hacia la afirmación de Dios; lo cual tematiza la Filosofía como Teología Racional en forma de pruebas de Su existencia.

   Creemos nosotros que es como si los humanos tendiéremos a dar el paso a lo Perfecto (como Anselmo de Canterbury mostró en su famoso argumento). Así, Parménides concibió el Ser como inmutable y eterno. 

   Inmutabilidad y eternidad son atributos entitativos de Dios, según la Escolástica, por lo que la Escuela se sitúa en la tradición que inaugura el pensador presocrático; aunque éste negaba el mundo, y lo creía apariencia en su intento "a priori" de racionalización de lo real, mientras que aquélla obviamente reconoce la existencia del mundo.

  Por otra parte, según Zubiri, se da una aprehensión primordial de la realidad, debido a que lo real existe "de suyo". 

   Ocurre, entonces, que la existencia de la realidad como mundo se impone ineluctablemente. 

   Por consiguiente, la solución Escolástica es mejor, porque combina los dos aspectos: Por una parte, la existencia del mundo; por otro, la de la Perfección, que es la Realidad divina, superior a todo, inmutable y eterna.

  En fin, en este sentido, la Filosofía Perenne sigue la huella de Aristóteles, quien no niega el mundo ni la Perfección, y armoniza el problema distinguiendo entre potencia y acto. De este modo, salva las aporías de Zenón, así como también la solución de Heráclito, en las disciplinas filosóficas de la Metafísica y la Teología. 


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