FRAGMENTOS FILOSÓFICOS. FRAGMENTO 79: ERRORES DEL ATEÍSMO.
Por José Pablo Noriega de Lomas
Es conocida la pretensión del pensamiento ateo
de criticar la religión, al considerar su contenido esencial como mitológico y,
por ende, irracional. Para ello se apoyan en los puntos más débiles de las
creencias religiosas en lo que toca a la racionalidad.
Pero el ateísmo equivoca el tema porque - al
margen de que no aporta ni puede aportar ninguna demostración apodíctica de sus
tesis- no distingue entre religión esencial y mitología. Así es, porque en lo
atinente a lo sustancial y fundamental, la razón y la racionalidad están con la
religión. Aquí nos referimos al núcleo esencial de las creencias religiosas,
que son sobre todo la afirmación de la existencia de Dios y la de la Salvación
personal, las cuales son tratadas desde la Teología Natural y la Escatología.
Así pues, la defensa de dicha racionalidad
esencial significa que la filosofía atea yerra al apuntarse la razón, que como
vemos está del lado de la creencia de manera fundamental. Por ello, la posición
que concibe la Religión como alienación - que es uno de los principales
argumentos - es muy desacertada.
No obstante, con nuestra defensa, no
pretendemos que la Razón religiosa no necesite de un proceso de puesta al día
que incluya la desmitologización de sus aspectos colaterales.
En conclusión, no apostamos ni por el ateísmo
ni por la letra de la religión actualmente constituida, sino más bien por una
religión racional; por lo cual, el centro de gravedad de la irracionalidad lo
situamos no en la Religión sino en sus detractores.
Es conocida la pretensión del pensamiento ateo
de criticar la religión, al considerar su contenido esencial como mitológico y,
por ende, irracional. Para ello se apoyan en los puntos más débiles de las
creencias religiosas en lo que toca a la racionalidad.
Pero el ateísmo equivoca el tema porque - al
margen de que no aporta ni puede aportar ninguna demostración apodíctica de sus
tesis- no distingue entre religión esencial y mitología. Así es, porque en lo
atinente a lo sustancial y fundamental, la razón y la racionalidad están con la
religión. Aquí nos referimos al núcleo esencial de las creencias religiosas,
que son sobre todo la afirmación de la existencia de Dios y la de la Salvación
personal, las cuales son tratadas desde la Teología Natural y la Escatología.
Así pues, la defensa de dicha racionalidad
esencial significa que la filosofía atea yerra al apuntarse la razón, que como
vemos está del lado de la creencia de manera fundamental. Por ello, la posición
que concibe la Religión como alienación - que es uno de los principales
argumentos - es muy desacertada.
No obstante, con nuestra defensa, no
pretendemos que la Razón religiosa no necesite de un proceso de puesta al día
que incluya la desmitologización de sus aspectos colaterales.
En conclusión, no apostamos ni por el ateísmo
ni por la letra de la religión actualmente constituida, sino más bien por una
religión racional; por lo cual, el centro de gravedad de la irracionalidad lo
situamos no en la Religión sino en sus detractores.
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