FRAGMENTOS FILOSÓFICOS. FRAGMENTO 76:
ESPÍRITU EN EL MUNDO.
Por José Pablo Noriega de Lomas
En la Antigüedad Oriental decía Buda que si el
ser humano tuviera otra pasión tan fuerte como la sexualidad, sería imposible
la liberación, es decir, alcanzar el nirvana, que es la pacificación del alma,
y viene acompañado de la perfecta felicidad. Más tarde, en la Antigüedad
Occidental, los filósofos epicúreos defendieron que los placeres espirituales
eran superiores a los de otro tipo.
Con estas referencias queremos ejemplificar que
la naturaleza espiritual del hombre se encuentra llamada a imponerse sobre el
cuerpo. Y que por ello en nada beneficia la exaltación de la sexualidad, sino
que al contrario impide y estorba el vuelo del espíritu.
Por tanto, hay que reconocer que muchos de los
estímulos de nuestro mundo circundante no son los adecuados, pues éstos serían
los que suscitaran la espiritualidad; y corrigieran el desarrollo que, a decir
de Foucault, empuja a los occidentales a la creciente exaltación del sexo desde
la Edad Moderna.
Como consecuencia, parece necesario deconstruir el discurso que aúnan determinadas políticas económicas con otras sexuales,
pues no existe necesidad intrínseca del la asociación en cuestión. En este
sentido, se trata de encontrar alternativas que provoquen los estímulos que
hagan crecer nuestro ser espiritual, porque como decía el gran filósofo Rahner
somos espíritus en el mundo.
En definitiva, se trata de recuperar y ahondar
en lo espiritual, sacándolo de su postración. Así es, porque son cosas
diferentes la política económica, la política sexual y la política religiosa.
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