FRAGMENTOS FILOSÓFICOS. FRAGMENTO 75: EL PRESTIGIO DE LA
CIENCIA.
Por José Pablo Noriega de Lomas
La ciencia es una institución que goza de un
gran prestigio, pero éste no siempre es merecido. Efectivamente, una
clasificación clásica y reconocida de las ciencias es aquella que las divide en
Formales (Lógica y Matemáticas), Naturales(Física, Biología...), y Humanas
(Historia, Pedagogía, Antropología...) Nada tenemos que objetar ni se objeta en
el mundo científico al valor de verdad de las Ciencias Formales y Naturales,
pues, aunque haya cambios de paradigma la verdad del anterior queda subsumida
la del posterior (por ejemplo, la Física newtoniana en la de la
relatividad).
Pero, en lo que se refiere a las llamadas
Ciencias Humanas, el valor de verdad que sostienen las actualmente constituidas
es muy discutible, pues sus cultivadores están muy divididos en escuelas que se
contradicen, lo que prueba que no han alcanzado el estatuto de la la verdad
(transcendentalidad).
Valgan los ejemplos de la Pedagogía y la
Historia. Así, la primera está dividida en escuelas cuyos métodos de enseñanza
y aprendizaje difieren entre sí ;y no está claro cuál sea verdadero, por mucha
algoritmización que empleen.
En lo que atañe a la segunda, ocurre lo mismo,
y lo vamos a expresar con un ejemplo nidio, cual es el de la Historia de
España. Es obvio que no es la misma la que escribió Ricardo de la Cierva que la
que dirigió Tuñón de Lara. Con ello se muestra lo que defendemos en el presente
fragmento: que las Humanidades (y entre ellas la Historia) no han alcanzado la
transcendentalidad del conocimiento, el estatuto de la verdad. Por ello, su
prestigio no está justificado.
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