FRAGMENTOS FILOSÓFICOS. FRAGMENTO 48:
ESENCIA METAFÍSICA.
Por José Pablo Noriega de Lomas
Según la Escuela Tomista, en Dios se distinguen
como atributos (operativos inmanentes) el Entendimiento y la Voluntad. Pero
esta distinción es de razón (con fundamento en la cosa) porque permanece la
unicidad divina, a la cual se debe que Dios sea esencialmente Uno.
Ello se compagina con lo que San Anselmo de
Canterbury había afirmado sobre Dios en su conocido argumento ontológico, según
el cual el ser divino es aquel mayor que el cual nada puede ser pensado. Esto
último significa que Él transciende nuestras categorías o modos de pensar; y,
por tanto, se confirma que la distinción entre Entendimiento y Voluntad es de
razón (aunque tenga fundamento en la realidad divina), como quiere la
Escolástica.
Igualmente, estos dos atributos se armonizan
con lo que Duns Escoto( del siglo XIII, unos años después de Santo Tomás de
Aquino)afirmaba al señalar la infinitud como perfección que constituye la
entidad divina (esencia metafísica de Dios). Así es, puesto que, en la medida
en que Dios es el ser infinito, pueden afirmarse como verdaderas nuestras
representaciones de Sus atributos; al mismo tiempo que se debe reconocer que
las mismas están desbordadas, pues la infinitud escapa de toda limitación.
Por lo demás, lo que dicen los conceptos de la
realidad divina de San Anselmo y de Duns Escoto está reconocido por la misma
Teología Filosófica de la Escuela. Esto en sí mismo es prueba de la potencia
del pensamiento de Santo Tomás de Aquino, quién inaugura la tradición de un
magisterio filosófico que ha creado una filosofía que, superando el paso de los
siglos, se formó como la más fecunda.