PRUEBAS RACIONALES DE LA EXISTENCIA DE DIOS.
por Dr. Vafa Massarrat
A menudo vemos a Dios con una existencia subjetiva,
haciéndolo a nuestra semejanza e imagen. Pero, Dios es algo objetivo al igual
que la Gravedad o la electricidad…En realidad, el conocimiento y las ciencias
no tienen porque contraponerse con las realidades espirituales, ya que “La
Realidad” es una única expresión orgánica que para los creyentes nace de la
voluntad de Dios. Es más, la realidad material no es más que la manifestación
exterior de la realidad espiritual, como más adelante intentare demostrar.
A mí entender, Dios ha hecho la creación y sobre todo a
nosotros, sus hijos, por Amor. Desde hace miles de años ha ayudado a que
vayamos creciendo poco a poco, y el
mayor Don que ha concedido al ser humano es su poder mental y su raciocinio
para que pueda reconocer y amar a Él y entender Sus mandamientos para que los
pueda cumplir.
Para la mayoría de la gente, la existencia o no de Dios es
cuestión de Fe y de una firme convicción emocional. Pero, creo que es
importante añadirle criterios racionales y científicas para poder armonizar
nuestra mente y nuestro corazón y aumentar nuestra Fe, ya que es tarea nuestra
conocerle, no solamente creer en Él. (Aun así, reconozco que casi todos los
humanos, buscamos más una “convicción” que razonamientos, pero, lo ideal es que
se combinen). Sin embargo, la persona que investiga el origen de su propia
vida, debe hacerlo sin prejuicios, sino, por muchas razones que demos nunca lo
entenderá.
Sin duda, sí trascendemos nuestra simple realidad animal, la
existencia humana no tiene sentido sin Dios, razón que esgrimen los no
creyentes para decir que “creamos a Dios por necesidad” pero, esta necesidad,
aunque no demuestra que Dios existe tampoco demuestra lo contrario. Sin
embargo, los creyentes podrían decir que es una “estrategia premeditada de
Dios” para que le busquemos.
Existen miles de teorías lógicas de la existencia de Dios,
siendo las más importantes de Aristóteles, Avicena, Descartes, Maimonides,
Tomás de Aquino…y miles de teoría lógicas rebatiendo estas ideas.
Aristóteles decía que es concebible de que algo pueda
existir sin que sea consciente de su existencia (ejemplo un árbol), pero no es
posible tener consciencia de existir sin existir (pienso luego existo) y
siempre que se habla de la existencia de algo, suscita hablar del origen de su
existencia (causalidad). Por otra parte, todos los “entes concretos” que
conocemos deben su origen a una Realidad distinta a si misma que les ha creado.
Por lo tanto, Dios, sí existe, debe su existencia únicamente a Sí misma, y no a
nada más. Decimos que “Dios es Causa Sui”. Según esto, sí Dios no existiera,
¿de donde vino toda la creación?
Avicena decía que la existencia de sistemas compuestos y muy
complejos como la existencia del ser humano, es una prueba racional de la
existencia de Dios, ya que es muy improbable su existencia espontanea, por lo
que debe existir una Fuerza Inteligente Creadora que llamamos Dios. Pero esta
teoría queda en entredicho con la moderna “teoría de los Sistemas”.
Una Demostración Científica basada en palabras de Abd’ul-Bahá:
Antes, debemos ver qué es Ciencia: La Ciencia tiene dos
aspectos fundamentales:
1º Se hacen afirmaciones a partir de ciertos hechos
observados y registrados (ej. Caída de la manzana por Newton). Se emplean
términos concretos y medibles por nuestros cinco sentidos.
2º Buscando una explicación a lo anterior, se formula una
hipótesis o teoría creíble. Se emplean términos abstractos y teóricos.
Después, para Comprobar la veracidad de las teorías se hacen
nuevas y rigurosas observaciones y mediciones. Sí las predicciones de la teoría
se confirman repetidamente daremos por válida la teoría. No obstante, nunca podremos eliminar por
completo los errores de nuestras observaciones por muy rigurosos que seamos,
por lo que las conclusiones de la Ciencia siempre serán relativas y nunca
absolutas, porque siempre hay una probabilidad, al menos teórica, de que esa
afirmación no se cumpla. Además, frecuentemente, avances científicos demuestran
que nuestras conclusiones científicas anteriores no eran exactas o eran
erróneas. Por lo tanto, la absurda idea de que lo científico es absoluto, es
falsa.
Por lo tanto, una proposición Científica válida es la más
verosímil que cualquiera de las alternativas lógicas posibles conocidas.
Entonces, hablar de una demostración Científica de la existencia de Dios sería
la más verosímil de las teorías conocidas, como la alternativa de que Dios no
existe, y nuestra certeza será al mismo nivel que decimos que existe la fuerza
nuclear o los electrones.
Casi todos estamos de acuerdo que existen fuerzas
invisibles, como la fuerza de la gravedad o el Amor que sentimos, por lo que
“el mundo visible” no nos es autosuficiente para explicarnos las realidades que
nos rodean. Incluso, para la ciencia, cuando dejamos caer un libro,
teóricamente podría ir en c.q. dirección (conducta aleatoria) aunque en
realidad observamos una desviación del azar persistentemente hacía la tierra,
lo que nos hace pensar que debe de existir una fuerza no observable que
llamamos la gravedad, aunque es imposible que podamos establecer de forma
absoluta que existe, y que alguien puede decir que mañana podemos despertar sin
gravedad y que lo que ha habido hasta ahora son persistentes coincidencias.
Ahora, imaginemos que estamos en la orilla de un inmenso y
muy profundo océano, del que vemos solo la superficie aunque de vez en cuando
podemos ver peces que saltan de su interior mostrándonos una ínfima parte de lo
que contiene. Esto define “La teoría Cuántica”, que describe que todos los
objetos que nosotros vemos y tocamos, consisten en cientos de millones de
paquetes de energía denominados “Partículas elementales en estado de equilibrio
relativo aunque temporal” que han surgido del mundo no visible (océano)
subatómico y que en cuanto su equilibrio cambie volverán de donde salieron.
Esto, nos lleva a LA SEGUNDA LEY DE LA TERMODINÁMICA
(principio de Entropía también llamado teoría del CAOS) que dice que EL
DESORDEN ES PROBABLE Y EL ORDEN IMPROBABLE, ya que el orden precisa
complejidad, estructura y muy limitadas configuraciones concretas, pero el
desorden tiene todas las configuraciones posibles.
Para comprender esto podemos poner un ejemplo: Hemos
decidido construir una casa. Al llegar vemos que un camión ha descargado varias
toneladas de ladrillos y se ha ido. Las maneras de componer esos ladrillos son
casi infinitas (amontonadas, en hilera, cubriendo el suelo, montículos…) pero,
sí queremos atenernos a lo que el arquitecto ha dibujado tenemos muy pocas
posibilidades, ya que debemos construir desde lo probable (el desorden) hacía
lo improbable (orden).
Imaginemos ahora, que hemos construido una casa lujosa en
medio de por ejemplo un bosque. Sí volvemos 50 años después, las probabilidades
de que este dañado, semi destruido o destruido, si nadie lo ha cuidado y
arreglado son altísimas. Pero, sí tenemos todos los materiales de
construcciones preparadas pero sin construir, y volvemos 50 años después, las
posibilidades de que esos materiales se hayan constituido en casa por azar son
cientos de millones de veces improbables. Y sí añadimos que tiene ventanas,
puertas, grifos con agua, cableado con electricidad, jardines con flores…se
hace imposible de aceptar que el azar lo pueda hacer.
En otras palabras, la segunda ley de termodinámica cuando
habla de los “SISTEMAS FÍSICOS” (cualquier objeto o conjunto de objetos o entes
físicos) asegura que CUALQUIER SISTEMA FÍSICO AISLADO( que no recibe Energía
desde fuera de ese sistema) TIENDE AL DESORDEN Y SI SIGUE AISLADO SU DESORDEN
TIENDE AL MÁXIMO DESORDEN (máxima entropía que ya es un estado estable y del
que no desciende más) AL MENOS QUE RECIBA ENERGIA DESDE FUERA( En el caso de la
casa, sería su total demolición, si es que no hay personas o maquinas que lo vayan
cuidando gastando energía y tiempo para ello). Teniendo en cuenta que tampoco
vale cualquier forma de energía, sino que debe ser empleado para restaurar y
poner orden (imaginemos una habitación cuyo movimiento de las moléculas de su
aire son aleatorias, (desorden) donde abrimos una botellita con perfume (orden)
que se va distribuyendo por toda la habitación. Sí desde fuera introducimos
calor en esa habitación incrementamos la velocidad de dispersión del perfume.
De la misma forma, para el crecimiento de las plantas (camino hacía el orden)
precisamos luz solar, descartando otras energías que no ayudarían. Se podrían
poner muchos más ejemplos, pero el resultado es siempre el mismo). Para
evolucionar desde el desorden hacía el orden, necesitamos siempre una energía
inteligente, efectiva y que quiera poner orden.
Dios existe.
De todos los sistemas físicos del universo conocido, el ser
humano, su cerebro y su sistema nervioso son los sistemas más sofisticados del
universo. Por lo tanto sí nosotros somos “el más improbable” de todos los
sistemas físicos NO PODEMOS HABER SIDO CREADOS DE FORMA ALEATORIA (azar) o
mejor dicho, si escribimos sus probabilidades, sus ceros pasarían del sol.
Sí miramos la EVOLUCIÓN de la vida en la tierra basada en el
registro fósil, vemos que todas las capas de sedimentos estudiados en todo el
mundo, muestran que las formas de vida más complejas siguieron siempre después
de las capas más simples y primitivas, porque la “Teoría de la Evolución de las
especies y de la vida” demuestra que todo ha evolucionado desde lo simple y
desordenado a lo complejo y ordenado.
Los Científicos han llegado a la conclusión de que nuestra
tierra ha nacido hace unos 4600 millones de años, apareciendo las criaturas más
simples, las algas, hace unos 2000 millones de años. Los primeros animales
invertebrados aparecieron hace tan solo unos 600 millones de años y los seres
humanos hace solo unos 50.000 años. Han llegado a calcular que entre la
aparición de los unicelulares y nosotros hay al menos mil especies.
Por lo tanto, la evolución, que es un claro proceso de un
cambio desde sencillo y probable a algo más complejo e improbable, se aleja
muchísimo del azar, ya que tan solo la evolución de una especie a otra (si se
dejara al azar y no hubiera una energía que lo acelerara), debería llevar
aproximadamente la misma edad de la tierra.
Conclusión científica: NUESTRA VIDA EN LA TIERRA Y LA
EVOLUCIÓN SON CONSECUENCIA DE UNA FUERZA NO OBSERVABLE, que los religiosos
llaman DIOS, pero que se le podría llamar “La Fuerza que produjo la evolución”,
“Arquitecto Universal”, “Causa Sui”… Sin embargo, algunos científicos afirman
que esta evolución se ha podido producir por dos AFORTUNADAS COINCIDENCIAS: “LA
SELECCIÓN NATURAL + MUTACIONES ALEATORIAS” (azar), Pero, esto no se sostiene
por lo científico, ya que dijimos: una proposición Científica válida es la más
verosímil que cualquiera de las alternativas lógicas posibles conocidas, y que sería la misma afirmación que decir que
la casa del bosque se ha construido por sí solo (azar) o que el libro puede
caer hacía arriba. Por lo tanto sí uno acepta la fuerza de la gravedad, puede,
de la misma forma aceptar la existencia de un Creador inteligente que inyecta
Energía positiva en su Universo y en nuestra tierra de forma continua.
Además, si nosotros, tenemos intelecto, consciencia de
nosotros mismos, libre albedrio…nuestro “Creador o Dios” debe tener lo mismo en
un grado muy superior, ya que por todo lo que hemos visto, solo nos quedaría la
alternativa de una Fuerza ciega, inconsciente y sin inteligencia (ejemplo la
Naturaleza) que ha creado a un ser capaz de pensar y de tener consciencia de sí
mismo.
Esta “consciencia”, nos provee de una visión de todo lo que
nos rodea, y lleva implícito en nuestros genes, la “búsqueda de uno mismo” que
es la búsqueda de nuestra génesis y creación, que en la opinión del que escribe
este artículo, nos ha sido entregado de forma paulatina, escalonada, creciente
y constante, mientras íbamos creciendo mentalmente los seres humanos, desde la
infancia de la humanidad (prehistoria, inconsciencia…) por todos los fundadores
de las grandes religiones del mundo, y no profundizo más en esto, ya que es
otro tema.
Escrito por Dr. Vafa Massarrat
Casi todo este artículo se ha extraído y resumido del tercer
capítulo libro “La Lógica de las leyes Espirituales”, escrito por William
Hatcher.
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