martes, 16 de febrero de 2021

FRAGMENTOS FILOSÓFICOS, nº 68

 






FRAGMENTOS FILOSÓFICOS. FRAGMENTO 68: 
LOS TRISTES.

Por José Pablo Noriega de Lomas

   

Ya hemos mostrado en otras partes (por ejemplo en los ensayos "Ortología Antropológica" y "Humanidades y Absoluto") que la Religión, lejos de alienar, completa al ser humano y le alivia el sufrimiento. Efectivamente, cuando el Absoluto derrama Su Compasión y Misericordia sobre el corazón del hombre, éste comprende la clave de la existencia; y así, optimizado en sus diversas esferas, se abre al acogimiento amoroso de Dios.

   Por eso, es natural, en mayor medida si cabe, que el Señor levante del polvo al desvalido, al oprimido, al triste (Rosalía de Castro) y le de la alegría necesaria para enfrentarse con orgullo al mal y al olvido de muchos. Así, Él es especialmente el Consolador, y quien da la dignidad a los pobres, más en particular, a los pobres entre los pobres. 

   En este orden de cosas, es consecuente preguntarse por qué, no obstante, la Religión ha retrocedido en Europa. Es seguro que hay múltiples causas. Pero no son pequeñas: Por una parte, la tardanza en la reacción a las nuevas realidades económicas y sociales de la Edad Contemporánea por parte de la Iglesia Católica (la  "Rerum Novarum" de León XIII se publicó en 1891). Por otra, la lentitud con la que camina el proceso de desmitologización, que da pábulo a los tópicos argumentativos de los agnosticismos y los materialismos. 

   Aún con ello, la Religión no debe minusvalorarse, y dejarse llevar por el mundo circundante, que es ateo. Y ello porque esencialmente la razón y la caridad están con ella, pues no enajena, sino que, según vemos, libera. 


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