FRAGMENTOS FILOSÓFICOS. FRAGMENTO 51: PROGRESO REAL.
Por José Pablo Noriega de Lomas
Las fuerzas históricas del Regreso han empujado
desde la Edad Moderna a Occidente por la senda de la progresiva secularización,
de modo que en nuestros días la Religión tiene una presencia pequeña en la vida
de la Civilización, registrándose en ésta el dominio del ateísmo. En este
sentido, la secularización se da igualmente en las mismas iglesias, pues se
aceptan, entre otras cosas, los puntos de partida del secularismo.
Por su parte, este proceso de avance del
ateísmo (teórico y práctico) se hace en muchas ocasiones subliminalmente, y
amparándose se en formas de pensamiento que se dan por supuestas sin
demostración; moldeando de este modo las conciencias individuales y por ello la
Visión del Mundo.
Este es el caso de la Historia de la Filosofía
vigente en los ámbitos seculares, con una intelección que es incluso aceptada
en los religiosos (es el caso de las historias hechas por eclesiásticos); lo
cual no es sino otro modo de caer en los embrujos del lenguaje, que llevan
consigo muchos presupuestos.
Así, en toda esta manera de entender la materia, se
supone que desde la Modernidad las Ideas filosóficas se han desarrollado de
manera natural con el vector del ateísmo. Con ello, se exponen y estudian unos
autores determinados por los que se cree que transita la esencia de la ciencia filosófica. A saber: Descartes, Hume, Kant, Marx, Nietzsche, Wittgenstein y
otros; siempre en el sentido dicho.
Pero el núcleo del avance del saber filosófico
no está definido por el ateísmo sino por la continuidad del Teísmo Racional,
que está señalado por otros jalones. Así, se podría marcar como vector, el
avance del Reino, también en el pensamiento, con la Escolástica Renacentista,
la Escuela Española, Leibniz, el neotomismo, Blondel, Zubiri; y así
sucesivamente.
Con ello, cesaría el adoctrinamiento inconsciente y
permanente que desde el ámbito en cuestión, al igual que desde otras ciencias,
se realiza. Se haría una historia objetiva, pues objetivo es que el hombre
encuentra su asiento en Dios. Ello es una tarea pendiente, prometedora y
edificante del Progreso Real.
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